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Cimarronaje urbano: creatividad de nuestros ancestros

Actualizado: 15 may

Transformaron estructuras de sometimiento en lugares de liberación

Como hemos compartido en otros escritos, la Iglesia en el continente, no se opuso a la esclavitud porque era parte del aparato colonizador. De hecho, mirando su postura religiosa y social deja ver que aceptó la esclavitud como una necesidad para el desarrollo de los territorios colonizados. En muchos casos veía con buenos ojos el sistema esclavista porque los esclavos comprados por los españoles podían ser bautizados y adoctrinados en el catolicismo y esto facilitaba su labor religiosa ya que los patrones eran católicos muy religiosos.

Hubo casos en que la misma Iglesia tenía esclavos. Solo por citar un ejemplo: los Jesuitas poseían haciendas en el Valle del Chota en Ecuador. Un jesuita llamado Ruis Bonifacio, en el año 1700, declaró que compró 126 esclavos. Cuando la Orden Religiosa fue expulsada de los territorios colonizados por España, dejaron seis ingenios azucareros en este Valle, en estas haciendas quedaron 2,615 esclavos, de ellos 1324 eran para los trabajos más pesados. Por las razones que sean, no se puede decir que la Iglesia no tenía esclavos o que estaba en desacuerdo con la esclavitud.

Ciertamente los negros no aceptaron gustosamente la religión cristiana de sus patrones. Buscaron muchas formas para mantenerse fieles a su fe originaria y, por eso, REELABORARON y REINTERPRETARON EL CRISTIANISMO desde sus referentes tradicionales, teológicos y espirituales que escondían en su memoria conectada con África y desde la realidad sufriente que vivían. Por eso, podemos decir que asumieron a Jesucristo como una persona cercana a ellos, solidario en el dolor con el esclavo y liberador. Con Él (Jesucristo) no tuvieron problemas, pero con la Iglesia y los evangelizadores sí.

¿Dónde salvaron su fe y reconstruyeron su espíritu incluyendo a Jesucristo? Uno de esos lugares fue el PALENQUE, que ya explicamos cuando hablamos de los ESCLAVOS CIMARRONES que eran quienes no se sometían, se rebelaban y escapaban a las montañas o a la selva y buscaban lugares inaccesibles para establecerse ahí y amurallarse con palos para defender su libertad y su dignidad. Por eso, dijimos, se llamaban PALENQUES porque estaban cercados por PALOS.

Otra manera de resistir y de reconstruirse humana y espiritualmente, fueron las figuras organizativas que los colonialistas tenían y que utilizaban también para controlar a los esclavos. Estas figuras o espacios organizativos se conocían como CABILDOS y COFRADÍAS. Espacios que los esclavos, sobre todo aquellos que vivían en las ciudades, utilizaron para “ENGAÑAR AL PATRÓN y  a la Iglesia también. Porque estos espacios que fueron pensados por el colonizador como estructuras de adoctrinamiento y de control de los esclavos, nuestros ancestros los utilizaron para recrear la memoria y la tradición espiritual originarias disfrazadas de religiosidad ibérica cristiana.

Quizá los colonizadores no tomaron en cuenta que en los pueblos africanos la vida de la persona tiene sentido en la medida en la que pertenecen a un grupo. Y en este sentido, las COFRADÍAS y los CABILDOS, se convirtieron en espacios desde donde los esclavos recuperaron y reconstruyeron su humanidad, el sentido de pertenencia a un “clan” o “familia” y fortalecieron identidades liberadoras dentro de un sistema colonial que pretendía dominarlos, someterlos y controlarlos.

El CABILDO y la COFRADÍA pensados como formas para dificultar la unión de los esclavos tenían como finalidad imposibilitar una organización a nivel de todo el imperio, porque la intención era “fragmentar” en pequeñas estructuras sociales solo de esclavos por edades, por sector, por oficio, por gremio, por nación de origen… y así se pensó que no solo se dividirían sino se contrapondrían unos grupos contra otros. La intención era generar una especie de competencia y enemistad entre esclavos.

La característica de estos espacios organizativos era que los colonizadores los ponían bajo la “protección” de un santo que era propuesto como su “PATRÓN”, de tal manera que los esclavos pertenecientes a esa COFRADÍA o CABILDO no perdieran de vista que eran eso: ESCLAVOS bajo la custodia o protección de un “PATRÓN” a quien debían venerar y seguir sus indicaciones. La dinámica relacional que implantaron entre estas cofradías y cabildos de esclavos fue de rivalidad y competencia para impedir la unidad de ellos contra la esclavitud.

Ciertamente la intención era truncar las posibilidades de una unidad general de los esclavos contra el sistema esclavista pero, en realidad, estos espacios se convirtieron en estructuras organizativas que favorecían el nacimiento y fortalecimiento de una conciencia de pueblo negro y como espacios donde se gestaba la libertad sobre todo para los esclavos de las ciudades que tenían menos posibilidades de organizarse porque sus labores los dispersaban y les impedían reunirse.

Los CABILDOS y COFRADÍAS, al final de cuentas, se convirtieron en “REFUGIOS” y LUGARES de regeneración de las raíces africanas detrás de una máscara cristiana. Fue una especie de CIMARRONAJE INTELECTUAL y RELIGIOSO desde la MEMORIA AFRICANA. Esta rebeldía espiritual africana escondió las características divinas de Dios, así como lo conocían en África, detrás de los santos católicos que se les otorgaban como “patrones” de su organización.

Estos espacios de “control colonialista”, nuestros antepasados los convirtieron en LUGARES DE LIBERTAD donde podían expresarse, desarrollar capacidades que la esclavitud les impedía, ahí en esos espacios organizativos y recreativos, nacían los cantos, la música, las danzas que alimentaban la esperanza en la libertad, eran el único lugar donde podían pensar juntos caminos “políticos”, es decir, rutas que los ayudaban a conseguir el bien común en sus condiciones de esclavitud.

La solidaridad de los esclavos que se generaba desde la MEMORIA AFRICANA en estos espacios colonialistas, hizo que un mecanismo de control y sometimiento se transformara en un camino de liberación. De hecho, en muchos casos, los cabildos y cofradías de esclavos no solamente se ayudaban entre sí, sino que llegaban a comprar la libertad de algunos esclavos. La conciencia de grupo, de familia, de comunidad con las mismas raíces conectadas con África, sobre todo en el mundo urbano colonial, nació así, en los CABILDOS y COFRADÍAS de los esclavos que, con inteligencia y astucia, lograron engañar al colonizador y a los mismos evangelizadores para conservar la originalidad de Dios que vivía escondida en sus memorias.


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