La Biblia en el camino afrodescendiente...

"Secuestraron la Palabra de Dios" para hacerle decir lo que no quería decir...

Para todos los pueblos que fueron tocados por la cultura religiosa judeocristiana, la Biblia impactó sus vidas y las "regeneró" en sus contextos locales. Es decir, los "rehízo", los deconstruyó y los volvió a "construir" desde parámetros culturales distintos a los originarios de cada pueblo o grupo humano.

A algunos pueblos los "engrandeció" y a otros los "empequeñeció" dependiendo de la significación y la interpretación que hicieron de ella dependiendo de los enfoques e intereses socioeconómicos y geopolíticos de las épocas de la historia humana.

En la época colonial, para los africanos que fueron traídos al continente americano y luego para sus descendientes nacidos en estas tierras, la Biblia fue una fuente de mal porque la utilizaron para "lastimarlos", para "herirlos" y para destruir su dignidad y originalidad. Fue utilizada para hacer creer y sentir que la esclavitud era legítima y que estaba en sintonía con la Voluntad de Dios sobre el africano y sus descendientes. Fue usada para que los "cristianos" europeos no sintieran ningún cargo de conciencia al tener esclavos a su servicio, sobre todo aquellos que movían los hilos del poder económico, político e incluso religioso.

Ciertamente fue una época vergonzosa de nuestro cristianismo que para legitimar la opresión y poder "usar" a seres humanos sin ningún complejo de culpa, utilizaron la Biblia. En la actualidad, para nosotros, la Biblia es una fuente inagotable de liberación, de dignificación y de salvación, pero para esos tiempos coloniales, parecía que estaba "secuestrada" por quienes tenían el poder de influir en el pensamiento y la fe de las personas, por eso, no dejaban hablar a Dios desde ella. Le hacían decir aquello que convenía a los intereses de la economía, la política, la cultura y la religión de esos tiempos.

El encuentro del esclavo y de sus descendientes con la Biblia, en esa etapa histórica, fue amargo, doloroso... en realidad fue un "desencuentro" conflictivo-destructivo. La perspectiva de este "desencuentro" fue racial para fortalecer a unos y debilitar a otros. Y, en este sentido, le hacían decir a la Biblia que Dios estaba con el rey, el virrey, con los dueños de los esclavos... que escuchaba a los ricos, a los poderosos en la sociedad, a los de raza blanca...

Se puede decir que, en esa época de la historia, la Biblia tenía un rostro blanco, de amo, de señor de los esclavos, de "patrón"... De hecho, había predicadores o evangelizadores que decían que para ganar la salvación eterna los esclavos debían obedecer y servir a sus "amos" como quien obedece y sirve a Dios aunque sean malos e injustos, porque eso fue lo que hizo Jesús: sufrir también por el bien de los malos e injustos. Ciertamente esto lo decían para justificar la injusticia y la maldad de los esclavistas.

La convicción profunda de quienes llegaron a estas tierras americanas con intenciones colonialistas, de que eran los elegidos de Dios para adueñarse de tierras y seres humanos racialmente distintos, los hacía sentirse con el derecho de arrebatar y expulsar de sus tierras a los pueblos originarios y despojar de su humanidad a los africanos para que las trabajasen como bestias sometidas a latigazos.

La actitud colonialista de muchos cristianos que llegaron a América retrataban y actualizaban lo que el Deuteronomio dice en el capítulo 7 y lo que Josué dice en el capítulo 24, particularmente en el versículo 13:

"Les di tierras que ustedes no habían cultivado, ciudades que no habían edificado y en las que viven ahora; les di viñas y olivares que no habían plantado y de las que comen ahora".

En la etapa colonial y esclavista, entonces, utilizaron la Biblia para "maldecir" a la raza negra y justificar el sufrimiento del africano y sus descendientes. Esto es lo que compartimos en el tema sobre la maldición de Noé a su hijo Cam (Gn 9, 18-27), una maldición que no fue hecha por Dios sino por un ser humano que era visto y se creía "elegido y favorecido por Dios".