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Foto del escritorJoel Cruz Reyes

Reconstrucción del tejido social 2

La importancia de ser individuos en la convivencia social


FRASE PARA ESCRIBIR EN UN LUGAR VISIBLE A TODOS:

“Tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.” (Salmo 139, 13)

OBJETIVOS DE LA REUNIÓN:


  • Recordar que somos individuos y no objetos que pueden ser manipulados y usados según los intereses de quienes creen tener poder sobre nosotros.

  • Reconocer que nuestra misión como personas cristianas es ayudar a todo ser humano a existir y convivir desde la conciencia de individualidad ahí donde se encuentra.  

 


REVISIÓN DEL COMPROMISO ANTERIOR:


Comparte qué imaginaste que se podría hacer y cómo en la realidad de división y las dificultades de convivencia pacífica por cuestiones ideológicas, por partidismos políticos o por otras razones que identificaste en tu familia, entre vecinos, amistades o compañeros de trabajo. Según tú ¿Cómo se podría ir superando la enemistad y la división? ¿Cómo podrían ir recuperando el gusto de convivir y de trabajar juntos por el bien de todos?

UNA EXPERIENCIA:


Hace unos días, Vanesa nos contó en el grupo de la parroquia, que su esposo llegó enojado y triste a la vez. Dice que ya hace varios días no quiere comer bien y se la pasa lamentándose por qué se dedicó tanto al partido que ganó la contienda política en el municipio. Ella cuenta que casi no pasaba en la casa por andar de pueblo en pueblo haciendo propaganda y tratando de convencer a la gente de apoyar al candidato del partido para que ganara las elecciones.

 

Ocupaba casi todo su tiempo y hasta sacrificaba su trabajo y la familia con tal de lograr el éxito del partido. Dice que, por su personalidad, lograba la simpatía de mucha gente. Pero ahora, dice, como ya ganaron, ya no lo necesitan. Ya no le llaman y siente que lo hicieron a un lado porque una vez se atrevió a expresar su inconformidad ante una serie de acciones y actitudes de los que ocuparon cargos públicos que, según su punto de vista, eso es escandaloso y puede dañar a mucha gente e incluso hacer que el partido deje de ser apoyado por la gente.

 

Vanesa dice que le duele ver a su esposo sufrir porque lo hicieron a un lado y le hacen sentir que ya no es bienvenido no solo porque ya no lo necesitan, sino porque se atreve a decir lo que siente, lo que piensa y señala lo que, a su juicio, no es correcto. Ahora está preocupado porque le han llegado rumores de que lo piensan expulsar del partido porque no se somete a los líderes, sino que él piensa y actúa desde sus propias convicciones. Y esto, dice Vanesa, les molesta a todos, porque él es diferente.

 


REFLEXIÓN:


En el tema anterior nos enfocamos en la necesidad de rescatar la belleza de convivir y trabajar juntos para el bien de todos en un ambiente de convivencia polarizado y en confrontación violenta por ideologías políticas, teniendo en mente la Palabra de Dios que nos dice que “no es bueno que el ser humano esté solo” (Gn 2, 18-23), que se aísle y no quiera convivir con quienes no son o no piensan como él, que no es bueno que olvide que el otro es “ayuda” y “complemento” en su crecimiento, en su desarrollo, en su vida…



En esta recuperación de la belleza de convivir y trabajar juntos por el bien común, es fundamental no olvidar que somos “individuos”, es decir, que el “otro” y “yo” somos “diferentes”, “únicos”, “irrepetibles”, porque así nos hizo Dios. Que somos “diferencias en comunión” e interdependientes que conviven en espacios comunes.

A veces, el miedo a no ser aceptados hace que tomemos la vía de la “imitación” de otras formas de ser, de otros estilos de vida, de otras maneras de pensar y existir. Porque creemos que no siendo nosotros mismos nos puede ir mejor, que seremos más valorados y tomados en cuenta. Fingir que somos quienes no somos hace que por dentro nos sintamos “divididos”, “fragmentados”, un “desorden en nuestro interior” se vuelve el motor de nuestra existencia, es decir, dejamos de ser individuos para pasar a ser copias mal hechas de otras personalidades. Porque, recordemos que el término “individuo” significa una realidad “indivisible”, única, original, auténtica…


El individuo se caracteriza por tener vida propia, no son “otras vidas” las que viven en él, es capaz de pensar y actuar por sí mismo, de tener su propia mirada, sus propias convicciones y de comunicarse desde lo propio, por eso es capaz de ser sujeto, una riqueza y una luz para todos. En este sentido, el individuo es capaz de pensarse a sí mismo como una fuente de bien que se comparte con los demás que también son individuos, por eso, la convivencia con los otros la vive desde la conciencia de “individualidad”, es decir, la sociedad debe ser una realidad donde conviven “individuos” y no “objetos” que pueden ser manipulados y usados para conseguir los intereses de unos pocos que piensan y dirigen la convivencia social.

Si yo tengo una conciencia “individual” quiere decir que soy capaz de mirar al otro como “individuo”, es decir, como un ser humano diferente capaz de pensar y actuar por sí mismo, que tiene sus propias convicciones, creencias, valores, experiencias y riquezas como también las tengo yo. Esta conciencia hace que la comunicación de lo que cada uno es, de nuestras originalidades, de nuestras vidas propias, se vuelva interdependiente, es decir, la manera más natural de convivir donde el compartir lo propio nos enriquece y nos hace crecer juntos. La conciencia de individualidad nos hace aceptar que todos somos importantes y necesarios para todos, que nuestras presencias son una ayuda y un complemento para nuestra existencia. Nos necesitamos unos a otros.

El individualismo, en cambio, es la distorsión de la conciencia individual porque nos hace pensar y creer que no necesitamos de nadie. Que los demás no son individuos sino objetos y recursos que puedo utilizar para mi bienestar y alcanzar mis intereses.  Que los demás no son libres de decidir sino que deben estar en función de mis necesidades, deseos, aspiraciones y metas personales. Ellos no tienen vida propia ni derechos, todo debe girar alrededor de mi persona y mis necesidades, los demás deben someterse a nuestra manera de pensar y de existir. Es la valoración extrema de uno mismo y el desprecio total de los demás.



La misión que tenemos como cristianos es, primero, recuperar nuestra conciencia de “individuos” y luego hacer lo mismo con los demás para que la sociedad pueda convertirse en un lugar donde conviven personas capaces de pensar y actuar por sí mismas y buscar junto con otros el bien común.


PALABRA DE DIOS

Nos ponemos de pie. Leer el siguiente texto bíblico:

 

“Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí.” (Mc 9, 38-39)

 

SILENCIO Y REFLEXIÓN

Reflexionemos en silencio a partir de lo que hemos compartido.

 

CONVERSEMOS


  • ¿Qué te hace pensar el texto que escuchamos a partir de lo que hemos compartido?

  • ¿Qué piensas de los discípulos que quieren impedir que otros, que no son del grupo de Jesús, hagan el bien por su cuenta?

  • ¿Crees que hay personas que les molesta que los demás piensen por sí mismos y actúen con libertad y autonomía?

  • ¿Conoces a personas que hacen todo lo posible para que los demás no sean libres y dependan de ellas? ¿Cómo lo hacen?

  • ¿Conoces a personas que usan y manipulan a otros para su bienestar y para lograr lo que les interesa?

  • ¿Crees que eres una persona que tiene vida propia o vives una vida que no quieres y no te hace feliz?

  • ¿Sientes que eres libre y eres tú mismo o tú misma? ¿Sientes que eres lo que otros quieren que seas?

 

PIDAMOS A DIOS LO QUE CREEMOS QUE NECESITAMOS:

De manera espontánea expresar en voz alta la petición que te sugiere tu corazón.


COMPROMISO


Detente un poco y dedica un tiempo personal para revisar si eres una persona que es capaz de pensar y actuar por sí misma o, si por el contrario, pasas el tiempo actuando para complacer el pensamiento, los intereses, necesidades o deseos de otras personas, solo para ser aceptada y valorada.


Revisa también si no eres alguien que pone al centro de la convivencia con los demás tu propio bien, tus propios intereses o fines y usas a las personas para conseguirlos. Luego identifica y reconoce lo que tienes que trabajar para fortalecer tu conciencia de individuo y tu convivencia en el plano de la individualidad.

 

HAGAMOS JUNTOS LA SIGUIENTE ORACIÓN:

 

Tú has creado mis entrañas,

me has tejido en el seno materno.

Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,

porque son admirables tus obras;

conocías hasta el fondo de mi alma,

no desconocías mis huesos.


Cuando, en lo oculto, me iba formando,

y entretejiendo en lo profundo de la tierra,

tus ojos veían mis acciones,

se escribían todas en tu libro;

calculados estaban mis días

antes que llegase el primero.


¡Qué incomparables encuentro tus designios,

Dios mío, qué inmenso es su conjunto!

Si me pongo a contarlos, son más que arena;

si los doy por terminados, aún me quedas tú.


Señor, sondéame y conoce mi corazón,

ponme a prueba y conoce mis sentimientos,

mira si mi camino se desvía,

guíame por el camino eterno.

Salmo 138


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