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Reconstrucción del tejido social 1

La misión: recuperar la belleza de convivir y trabajar juntos


Frase para escribir en un lugar visible a todos:

“¡No hay nada más bello ni más agradable que ver a los hermanos vivir juntos y en armonía!” (Salmo 133)

OBJETIVOS:

  • Asumir como misión cristiana la reconstrucción del tejido social fragmentado por la polarización ideológica predominante en nuestra sociedad.

  • Comprender que nuestra misión de bautizados es ayudar al ser humano a redescubrir la belleza de la comunidad y de trabajar juntos.   

 

PUNTO DE PARTIDA

Detente un poco y trae a tu mente la manera normal o común de convivencia de la gente que conoces. ¿Le gusta reunirse? ¿Forma parte de un grupo o comunidad? ¿Le gusta trabajar con otros? ¿Le gusta participar en proyectos comunitarios? ¿Según tu percepción, el ser humano que conoces, es comunitario o individualista? ¿Por qué? ¿Qué lo hará comportarse así?



UNA EXPERIENCIA

Desde hace más de cinco años, José se alejó de su grupo de amigos y de algunos de sus compañeros de trabajo con quienes salía a comer y participaba con ellos en fiestas y convivencias organizadas por la empresa. La razón es que entre ellos, dice, hay algunos que promueven y defienden a líderes y partidos políticos que él considera que hacen daño al país. Y como no quiere pelear con ellos prefiere aislarse de ellos y no participar en ninguna actividad donde se los pueda encontrar. Doña Francisca, su mamá, está preocupada porque tampoco quiere convivir con algunos familiares suyos porque también simpatizan con la ideología política de esos amigos y compañeros que dejó de frecuentar. De hecho, cuando esos familiares llegan, él se retira a su habitación o se sale de la casa para no hablar con ellos.

 

El problema es que no es solamente él quien no quiere convivir con la familia, sino que hay varios familiares que le han dejado de hablar también por partidismos políticos y la familia se ha dividido y hasta se odian por la política. Doña Francisca recuerda que antes se reunían para celebrar los cumpleaños de todos, que convivían y se ayudaban cuando alguien pasaba algún problema o necesidad, pero ahora, dice, ya no se ayudan ni quieren encontrarse, porque ya se ven como enemigos solo porque defienden o atacan a sus líderes y partidos políticos. Ella dice que por más que reza y le pide a Dios que dejen a un lado sus diferencias, parece que Dios no la escucha.

 


REFLEXIÓN PARA COMPARTIR

“No es bueno que el ser humano esté solo…” dice Dios en el relato del Génesis (2, 18-23), haciendo notar que nos necesitamos unos a otros, que somos interdependientes, que nadie es autosuficiente. Es decir, nadie puede crecer ni desarrollarse sin la ayuda de los demás. Cualquiera que pretenda ir solo por la vida, sencillamente no sobrevive, no avanza y se degrada humanamente. El aislamiento, para cualquier individuo es el comienzo de su agonía.


Tal vez te has encontrado personas que piensan, creen y sienten que solo existen ellas y sus intereses, que el tiempo apenas les alcanza para ocuparse de sí mismas y esto las hace incapaces de ver la realidad que las rodea y parece que ven a los demás como “objetos que caminan” y los usan para su bienestar y conseguir sus metas personales. Como que su mundo se empequeñece y no va más allá de sí mismas y, por eso, las hace incapaces de trabajar por el bien común.



Si a esto le sumamos la polarización ideológica que está sembrando la politiquería que repite como un estribillo que quien no piensa como nosotros o no está de nuestra parte es “adversario”, “contrincante”, “amenaza”, “peligro”, “competencia”… entonces este ser humano se puede transformar en una criatura salvaje y despiadada con las garras preparadas y los colmillos afilados para defenderse o atacar en una sociedad donde todos luchan contra todos.   Alejarse, aislarse, protegerse de los demás… se vuelve una actitud cada vez más “aconsejada” para sobrevivir en un pensamiento contaminado por el egocentrismo y la polarización ideológica.


Personas que ya no conviven con familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos… porque sus ideologías políticas, religiosas o su egocentrismo le hacen ver al otro como un problema para su vida, es lo que vamos encontrando cada vez más. El desafío misionero que tenemos es frenar al “diablo”, porque como sabemos, su finalidad es “dividir”, “separar”, “fragmentar”, destruir la unidad o incapacitar al ser humano para que pueda llegar a la unidad con sus semejantes.



Reconstruir la unidad familiar, la comunión de los amigos, la participación de los diferentes… es el encargo que Dios pone en nuestras manos en una sociedad que ha quedado dividida, fragmentada, sin motivaciones para trabajar juntos por el bien de todos porque nos han sembrado la visión del otro como enemigo o adversario. Volver a tejer la confianza en los demás, recuperar la capacidad de aceptar la diferencia como una riqueza y una oportunidad, ayudar al ser humano a volver la mirada a Dios como Papá de todos para que podamos volver a vernos y tratarnos como hermanos y hermanas y así, la fraternidad pueda ser el medio para unirnos y salvarnos, es la meta de esta misión.


La misión, entonces, es “bautizar en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, esta es la misión que Jesús da a sus discípulos (Mt 28, 19), teniendo presente que “bautizar” significa “sumergir en un líquido” y, en este caso, el “líquido” es la experiencia de unidad, comunión y participación de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nuestra fe en un Dios-Trinidad no es una utopía, se concreta en una vida comunitaria, en vivir con los otros, por los otros, en los otros y gracias a los otros.


Parte de la misión de nuestras comunidades cristianas, es hacer que todo ser humano no olvide que fue creado a “imagen y semejanza de Dios”, es decir, sociable, comunitario, porque Dios es comunidad. Esto debe traducirse en comunión y participación desde lo que cada uno es, dejar esa vida individualista y esa sociedad hecha de soledades juntas, anónimas y avanzar hacia una sociedad más participativa y, por lo mismo, una sociedad democrática a través de diversas comunidades que, valorando las diversidades, buscan el bien común para que nadie pase necesidad.  



LECTURA BÍBLICA

Nos ponemos de pie. Leer el siguiente texto bíblico:

 

“Así pues, los once discípulos fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al ver a Jesús, le adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó a ellos y les dijo:

–Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced mis discípulos a todos los habitantes del mundo; bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enseñadles a cumplir todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”. (Mt 28, 16-20)

 

SILENCIO Y REFLEXIÓN

Reflexionemos en silencio.

 

PARA CONVERSAR

  • ¿Qué te hace pensar el texto que escuchamos a partir de lo que hemos compartido?

  • ¿Las personas con las que te encuentras son comunitarias y participativas? ¿Por qué?

  • ¿Conoces a personas cristianas que no les gusta reunirse ni participar con otras personas? ¿Por qué crees que son así?

  • ¿Conoces familias divididas por la política o la religión?

  • ¿Conoces personas que se han alejado de sus amigos por razones ideológicas?

  • ¿Cómo estás con tu familia, tus amigos, tus vecinos o compañeros de trabajo?

  • ¿Qué se podría hacer para superar la división y el alejamiento?

 


PIDAMOS A DIOS LO QUE CREEMOS Y SENTIMOS QUE NECESITAMOS

De manera espontánea expresar en voz alta la oración que Dios haga surgir de su corazón.

 

COMPROMISO

Si en tu familia, entre tus amistades, compañeros trabajo o vecinos notas que hay división y dificultades para convivir por cuestiones ideológicas, por partidismos políticos o cualquier otra razón, sin tomar ninguna iniciativa, intenta imaginar qué se podría hacer y cómo, para que poco a poco vayan superando la enemistad y la división y experimenten el gusto de convivir y de trabajar juntos por un bien común. Anota las posibles iniciativas que según tú, se pueden hacer, para luego compartirlas con tu grupo o comunidad.

 


CANTEMOS JUNTOS

 

Juntos como hermanos

Miembros de una iglesia

Vamos caminando

Al encuentro del Señor

 

Un largo caminar

Por el desierto bajo el Sol

No podemos avanzar

Sin la ayuda del Señor

 

Unidos al rezar

Unidos en una canción

Viviremos nuestra fe

Con la ayuda del Señor

 

La iglesia en marcha está

A un mundo nuevo vamos ya

Donde reinará el amor

Donde reinará la paz

 

Cesáreo Garabaín



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