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Foto del escritorJoel Cruz Reyes

Promotores de paz: una urgencia social

Personas que ponen en movimiento iniciativas de paz en una sociedad violenta


La violencia en sus diferentes facetas está permeando los entornos en los que vivimos. Basta mirar los noticieros, los diarios y escuchar las experiencias de la gente para comenzar a pensar que la violencia se está volviendo una “cultura” o la “herramienta” más utilizada para resolver los conflictos, conseguir metas personales, grupales, partidistas o institucionales.


Los datos que se publican en diferentes medios de comunicación hacen visible el incremento de violencias en la mayoría de las entidades federativas de nuestro país. Cada vez más muchos tienen la sensación de estar en un país donde la mayoría de su población es violenta.



Los más afectados por esta cultura de violencia, en su mayoría, son los jóvenes. Son ellos quienes más están perdiendo la vida o son disuadidos para imaginar un futuro profesional y de trabajo formal cayendo en las redes de los diferentes sujetos de violencia social. Ciertamente existen diferentes iniciativas tanto a nivel gubernamental como de instituciones religiosas y laicas que intentan abordar esta realidad, pero el tamaño del problema sobrepasa sus aportes.



La iniciativa de ECOPAX A. C. de formar Promotores de Paz en la Iglesia y en la sociedad, pretende sumarse a esta serie de esfuerzos para trabajar en la formación de individuos y comunidades en una “cultura de paz” para que, poco a poco, en los espacios y ambientes en los que participan y conviven, puedan convertirse en fermento y semilla de paz ahí donde se encuentran y con quienes se relacionan cotidianamente.



El trabajo, en esta perspectiva, se vuelve más apremiante si aceptamos que nuestra misión como ciudadanos cristianos es el anuncio, la promoción y realización del Reino de Dios sabiendo que éste es Justicia, paz y gozo (Rm 14, 17).


Si no nos empeñamos como cristianos y ciudadanos en la búsqueda de caminos que nos conduzcan a la paz personal y social, no podemos decir que comulgamos con Jesús, porque nuestra existencia cotidiana: nuestros actos, actitudes y comportamientos dirán abiertamente que estamos contra Él, aunque nuestra boca diga que creemos en Él, lo amamos y seguimos sus pasos.



Colaborar en la formación y el fortalecimiento de una conciencia de ciudadanía cristiana y de comprensión del Reino de Dios como Justicia, Paz y gozo en las personas y en los lugares donde viven y conviven, es la finalidad de ECOPAX A. C. Por eso, uno de los objetivos en las parroquias, movimientos, organizaciones, instituciones educativas y en todos los espacios sociales posibles, es integrar y capacitar equipos de personas con conciencia de ciudadanía cristiana y de ser enviadas por Dios a construir su Reino ahí en sus contextos.



A través de los diferentes espacios de formación, capacitación y entrenamiento de manera presencial y virtual, se va acompañando a las personas para que, poco a poco, entren en un camino de "desaprendizaje" de la violencia como la única herramienta en su convivencia. Para esto, a través de cursos, talleres, conversatorios, dinámicas diversas, se les proporcionan otros instrumentos y herramientas de convivencia diferentes a la violencia para que, a su vez, ellas puedan hacer lo mismo con todas aquellas personas con las que se relacionan y así podamos ir avanzando hacia una sociedad menos violenta.



Que todo cristiano llegue a sentirse ciudadano y misionero de la paz para que se vuelva promotor de una convivencia pacífica, justa, fraterna y alegre, es el sueño de todo aquél que forma parte de ECOPAX A. C. Por eso se convierte en ese mensajero que el profeta Isaías anuncia (cap. 52, 7) como promotor de la belleza de la paz entre las personas.


Esta conciencia, hace que el PROMOTOR DE PAZ, se vuelva una persona que abre caminos y escuelas de paz en las estructuras de la Iglesia y en la sociedad, porque la violencia está en todas partes: en nosotros mismos, nuestras familias, nuestras escuelas, nuestras parroquias, nuestros grupos, nuestros movimientos, nuestro ambiente laboral, nuestra sociedad…



Hoy, más que nunca, la existencia de personas promotoras y sembradoras de paz es una necesidad que grita desde todos los ámbitos de convivencia. Esta urgencia humana y social requiere ser atendida y acompañada en todas partes y, uno de los lugares donde podemos comenzar es nuestra persona, luego en los espacios donde ya participamos en la Iglesia o en espacios ciudadanos ya abiertos. Pero esto requiere que decidamos dejar los caminos donde abundan los promotores de la violencia y, quizá, dejar de ser uno de ellos. Y así comenzar a ser parte de la solución y no seguir siendo parte del problema humano y social que nos envuelve.



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