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Impulsar un "apostolado verde"

Un apostolado enfocado al cuidado de la tierra y todo lo que habita en ella



Sin duda te enteraste que en mayo del año 2015 el Papa Francisco puso en nuestras manos la encíclica LAUDATO SI. Algunos que la han leído le llaman "ENCÍCLICA VERDE" porque llama a todos los cristianos y a todas las personas que buscan el bien, independientemente de sus credos y de sus ideologías sociopolíticas, a cuidar el planeta y todo lo que habita en él.


Este documento toma como inspiración el Cántico de las creaturas de San Francisco de Asís que, quizá, ya conoces e incluso has cantado en algunas celebraciones litúrgicas en tu comunidad o grupo al que perteneces. El cántico se llama así precisamente: "LAUDATO SI MI SIGNORE", que quiere decir "ALABADO SEAS MI SEÑOR".



Los principios, criterios y orientaciones que este documento indica para la acción del cristiano en el cuidado del ambiente y de toda la creación, de la que el ser humano es parte, invitan a toda persona a mirar el planeta como NUESTRA CASA COMÚN. Nos pide mirar LA TIERRA en la que vivimos como NUESTRA HERMANA que grita por el daño que los hábitos y los sistemas de producción de bienes y servicios le están haciendo. Hábitos y sistemas que todos los seres humanos, incluidos nosotros como seguidores de Jesucristo, aprobamos, apoyamos e incluso promovemos.



Si no cuidamos nuestra casa, si la dañamos y la vamos destruyendo sea con nuestros habitos o apoyando formas de explotación y destrucción de la naturaleza, todos nos vamos también destruyendo, porque todo está relacionado. Aunque no seamos conscientes, poco a poco iremos sintiendo que el clima cambia, que el agua comienza a escasear, que disminuye la producción de alimentos, que muchos se ven obligados a dejar sus tierras porque las sequías o los ciclos climáticos ya no favorecen la producción del campo, etc. Y cuando nos demos cuenta tal vez ya será demasiado tarde porque, a veces, reaccionamos hasta cuando vemos que nuestras vidas están en riesgo. Y lamentablemente, los más afectados siempre son los más pobres y marginados ante los desastres naturales o los efectos de la explotación salvaje de la naturaleza por las formas de producción que se utilizan en nuestra región, en nuestro país, en el mundo...



Si nos detenemos un poco a mirar lo que pasa en el mundo, nos vamos a dar cuenta que mucho dolor, sufrimiento y violencias que se viven en diversas partes de nuestro país y del planeta, si miramos más a fondo, son causadas por el daño que se está haciendo a la tierra y a todo lo que habita en ella. Por eso es muy importante que todo cristiano tome conciencia de esto y recuerde que Dios puso al ser humano en esta tierra para que la cuidara y la cultivara no para que la destruyera y acabara con ella y con todo lo que en ella vive, incluido el mismo ser humano. Esta conciencia es la que debe hacer que todo bautizado se convierta en promotor de un "APOSTOLADO VERDE", es decir, ayudar a que todo ser humano, particularmente quien se dice hijo de Dios, retome y asuma LA MISIÓN ECOLÓGICA recibida por su Creador y Padre.



Este apostolado ecológico al que todos los bautizados estamos llamados a asumir ahí donde vivimos y con la gente con la que convivimos a diario, debe estar enfocado en crear una mentalidad capaz de generar una mejor relación con todas las creaturas y el medio ambiente. Esto implica ayudar a las personas a modificar sus habitos, a conectar sus acciones con las consecuencias en el entorno donde se encuentra e incluso en todo el planeta, a tomar conciencia del daño que pueden o están haciendo los sistemas y estructuras de producción que apoya, defiende o promueve solamente por simpatías ideológicas o conveniencias personales o de grupo.



Que todo ser humano, de todas las edades, culturas, credos e ideologías políticas, aprenda a compartir la vida con el suelo que pisa, con todos los seres vivos que se encuentran en ese lugar; que comprenda y acepte que la naturaleza no está desconectada de nuestra vida sino que en está incluida en toda la vida que habita la tierra, es una de las finalidades del acompañamiento de las personas con las que convivimos.


Que todos y cada uno de los seres humanos con los que nos relacionamos tomen conciencia de que somos parte de la tierra, que nuestra vida está profundamente ligada a ella y que la misión que recibimos de Dios es la de cuidarla y cultivarla para que todos los que habitamos en ella tengamos vida en abundancia, es la finalidad de este APOSTOLADO VERDE que nos pide realizar la Encíclica LUDATO SÍ.



Trabajar todos para que nuestra Casa común (la tierra) ofrezca las condiciones para que la vida sea abundante para todos, es la tarea que tenemos todos, nadie puede hacer como si no pasara nada con la naturaleza de la que somos también parte. Tenemos que trabajar como individuos, como grupos y comunidades, como humanidad toda. Somos los principales responsables de nuestra Casa. No podemos esperar a que otros lo hagan porque, posiblemente, nunca lo harán.



Sin duda ya te diste cuenta de la urgencia de un cambio de mentalidad, de hábitos y costumbres, de perspectivas ideológicas que crean sistemas y estructuras de explotación de la naturaleza, porque la tierra ya está gritando ese cambio que favorezca la vida y no la muerte en diversas formas. El cambio, ciertamente, inicia en nosotros, pero también es necesario y urgente que se impulsen iniciativas que ayuden a cambiar a quienes tienen el poder económico, político y social en nuestras regiones, en nuestro país y en el mundo. Es fundamental también detenernos a pensar cómo gastamos nuestros recursos, revisar nuestro consumo, por qué, para qué y qué consecuencias tienen en nosotros, en los demás, en el ambiente, en el mundo...



Como "APÓSTOLES VERDES", entonces, tenemos la misión de impulsar un consumo responsable y amigable con la naturaleza, generar conciencia en nuestras familias, nuestros grupos, nuestras comunidades, nuestras organizaciones... animarlos a participar en iniciativas que impulsen el cuidado de la tierra y de los demás seres vivos; educar al ser humano desde el más pequeño hasta los más grandes en la importancia del cuidado de la naturaleza, que aprendan a contemplar la belleza de la vida en entornos donde parece que la muerte esombrece la convivencia, que aprendan a preguntarse qué puede hacer para cuidar el planeta y que asuman el cuidado de la tierra y de la naturaleza como una manera de alabar a Dios. Cierto, hay mucho por hacer, pero solo basta comenzar, dar el primer paso para que otros sigan nuestras huellas...



Si puedes consigue la encíclica LAUDATO SÍ del Papa Francisco, léela personalmente, en familia, en tu grupo parroquial o con tus amigos si es posible. Luego tomen alguna iniciativa que pueda hacer conciencia en tu comunidad, en tus vecinos, en tu parroquia, en la sociedad... Aquí te iremos ayudando con reflexiones y orientaciones para que puedas comprender mejor los 6 capítulos desarrollados en 246 puntos que tiene este documento.



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