Orientaciones para quienes trabajan con jóvenes
Busca un lugar solitario, quédate un momento en silencio, luego, cuando sientas la tranquilidad en tu interior, toma tu Biblia y busca el texto de San Marcos, capítulo 10, versículos del 17 al 22. Es el episodio conocido como “EL ENCUENTRO DE JESÚS Y EL JOVEN RICO”.
Texto para leer:
Jesús estaba a punto de partir, cuando uno corrió a su encuentro, se arrodilló delante de él y le preguntó: “Maestro bueno ¿Qué tengo qué hacer para conseguir la vida eterna?”
Jesús le respondió: “¿Por qué me llamas bueno? Uno solo es bueno, y ése es Dios. Ya conoces los mandamientos: no mates, no cometas adulterio, no robes, no digas cosas falsas de tu hermano, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.”
El otro contestó: “Maestro, todo esto lo he practicado desde muy joven.” Jesús lo miró, sintió cariño por él y le dijo: “solo te falta una cosa: anda, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres, y así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.”
Cuando el otro oyó estas palabras, se sintió golpeado, porque tenía muchos bienes, y se fue triste.
(Mc 10, 17- 22)
Sigue los siguientes pasos:
Lee varias veces el texto hasta que puedas imaginar la escena de Jesús y el joven conversando.
Describe, según lo que dice el texto, cuál es el estilo de vida de ese joven (¿Cómo te imaginas que es ese joven? ¿Qué es lo que normalmente hace?).
Luego intenta identificar cuál es el conflicto que el joven tiene en su interior y escríbelo.
Intenta identificar también cuál es la búsqueda profunda de ese joven (¿Qué está buscando, cuál es su anhelo más profundo?). Escríbelo.
Escribe, según tu parecer, cuál es el problema de ese joven.
En nuestro trabajo de acompañamiento de personas en su crecimiento humano y espiritual, nos encontramos frecuentemente con la realidad descrita por el evangelio de San Mateo (4, 23-25): una multitud con una gran cantidad de enfermedades que busca ser sanada.
En esta multitud encontramos a muchísimas personas que se encuentran en la situación del joven que nos presentan los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas (Mt 19, 16-22; Mc 10, 17-22; Lc 18, 18-23). Es decir, personas que se encuentran en medio de una interrogante moral que refleja el deseo de encontrarle un sentido a su vida.
Este hombre rico, que nos presenta el evangelio siente la urgencia de conectar la moral (¿Qué debo hacer de bueno?) con su destino (¿para obtener la vida eterna?). Lo mismo sucede con muchos jóvenes que encontramos en nuestro camino misionero, es decir, son personas que en el fondo de su corazón buscan hacer esta conexión, pero hay muchas cosas que se lo impiden y no les permiten ser verdaderamente buenas.
Pregunta para acercarnos a la realidad juvenil:
¿QUÉ ES LO QUE NO PERMITE AL JOVEN SER BUENO?
Indiferencia, desconfianza y violencia nos rodean. Cada vez es más difícil encontrar personas con buenas intenciones. Cada uno tiene su idea personal de lo que es “bueno” para su bienestar. Lo “bueno” depende de las intenciones e intereses que mueven a las personas.
Desde mi experiencia he palpado que nadie puede ser verdaderamente bueno si no entra en sintonía con Dios. Pero también me he dado cuenta que esto es muy difícil en una realidad que nos empuja a separar la fe de la vida, la acción religiosa de la acción humana, la religión de la realidad social... esto lleva inevitablemente a la fragmentación del corazón de la persona y la conduce a una insatisfacción existencial, porque Dios desaparece de su vida.
Podemos tener la impresión de que en el mundo de hoy “nadie es bueno” o que nadie tiene buenas intenciones. Por eso no resulta difícil entender la respuesta que Jesús le da a este joven que no se siente suficientemente bueno para ser feliz: “solo Dios es bueno”.
Pregunta para acercarnos a la realidad juvenil:
¿PARA EL JOVEN QUÉ ES SER BUENO? ¿QUÉ ES LO BUENO PARA EL JOVEN DE HOY?
En el debilitamiento progresivo de la relación padres-hijos juega un papel muy importante LA AMISTAD. El joven, al quedar desprovisto del apoyo y acompañamiento de sus padres y los adultos de su familia, busca apoyarse en personas de su edad. Personas jóvenes con quienes comparte sentimientos, situaciones, intereses, dudas, sueños, gustos, ideales, esperanzas, búsquedas…
En esos círculos de amistad se siente comprendido, aceptado, respetado, querido… ahí es donde se va identificando con una COMUNIDAD, se va sintiendo PARTE de un cuerpo social, crece su autoestima y seguridad en esa pequeña SOCIEDAD JUVENIL.
El joven necesita IDENTIDAD y para eso recurre a sus “IGUALES”.
Pregunta para acercarnos a la realidad juvenil:
¿EL JOVEN DÓNDE BUSCA SUS AMISTADES? ¿CÓMO CONSTRUYE SUS COMUNIDADES? ¿QUÉ COMUNIDADES JUVENILES CONOCES? ¿HAS ESCUCHADO HABLAR DE TIPOS DE COMUNIDADES JUVENILES? ¿QUÉ PIENSAS DE LAS “TRIBUS” JUVENILES?
La búsqueda profunda, por lo general INCONSCIENTE, es la respuesta a las interrogantes fundamentales de todo ser humano: ¿QUIÉN SOY? ¿PARA QUÉ NACÍ? ¿CUÁL ES EL SENTIDO DE MI EXISTENCIA? Si queremos decirlo de otra manera, el joven está buscando su IDENTIDAD MISIONERA. Es decir, ¿CUÁL ES SU MISIÓN EN ESTE LUGAR Y EN ESTE TIEMPO?
Teniendo presente esta búsqueda, el acompañante del camino juvenil debe ayudar al joven a llegar al NOMBRE DE DIOS: “YO SOY EL QUE SOY”. En este sentido, CONOCER A DIOS lo llevará a CONOCERSE A SÍ MISMO. Porque busca ser él mismo y ser respetado como tal. Está en búsqueda de LA VERDAD. Necesita poder ser él mismo, tener fe en sí mismo, liberarse de las dudas y de los miedos que no le permiten llegar a la autenticidad.
Pregunta para acercarnos a la realidad juvenil:
¿CÓMO ESTÁN SIENDO INFLUENCIADOS LOS JÓVENES EN SUS CONTEXTOS? ¿CÓMO SE PONEN EN CONTACTO CON LA IGLESIA? ¿QUÉ ES LO QUE ASUMEN COMO VERDAD? ¿CUÁLES SON LAS RAZONES SOBRE LAS QUE CONSTRUYEN SU EXISTENCIA? ¿CONOCEN A DIOS?
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