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Hoy nos ha nacido un Salvador

Foto del escritor: Joel Cruz ReyesJoel Cruz Reyes

Un ser humano que promueve la paz


En los tiempos en que nació Jesús la violencia era el pan de cada día en su sociedad. En ese territorio había dos perspectivas dominantes de convivencia basada en la confrontación. Por un lado, estaban los romanos que se establecieron como el poder dominante y por otro estaban quienes se sentían dominados, sometidos, oprimidos… había grupos conocidos como zelotas, una especie de organizaciones guerrilleras que animaban a la gente a combatir a los invasores para liberarse de ellos. Por eso, con frecuencia ocurrían ataques a los romanos y éstos respondían masacrando a quienes se rebelaban.  

 


Ciertamente no todos asumían esta actitud de rivalidad, los saduceos, por ejemplo, optaron por colaborar con los romanos con tal de tener oportunidades para ellos y sus familias, mientras los esenios optaron por alejarse y aislarse de la sociedad y, así no se involucraban en la problemática social. Pero socialmente predominaba la visión de rival, adversario, enemigo a quien había que destruir y, por eso, la sociedad parecía un campo de batalla, de guerra…

 


Con Jesús nace una visión diferente del ser humano: el hermano. Un proyecto de vida y de convivencia que hace a un lado la visión del otro como “romano”, como “zelota”, como “saduceo”, como “fariseo”, como “esenio” … era una propuesta de convivencia teniendo como base la visión del otro como “familiar”, como “pariente” … una visión familiar y fraterna de la convivencia que tenía como horizonte la paz. Por eso, cuando Jesús nace, el ángel dice a los pastores que había nacido el Salvador, porque esa nueva perspectiva de vida y de convivencia que coloca al ser humano en el plano de la fraternidad, era la que salvaría a todos de la destrucción y la muerte.

 


La convivencia pacífica aún no era una realidad generalizada, cierto, porque esta perspectiva de convivencia humana apenas había nacido, era una presencia pequeña, apenas podía nacer y crecer en las personas de buena voluntad, pero ya no podía decirse que la paz no era posible porque ya había pequeños grupos de personas que la adoptaban y la asumían como camino de salvación (Luc 2, 8-20). Y eso ya era una luz que se encendía en la oscuridad de la violencia en esos lugares.

 


Esa realidad de violencia y de muerte gritaba pidiendo una manera distinta de convivir, pedía personas que no le echaran más leña al fuego, por eso, la misión de los discípulos de Jesús tenía como prioridad promover y realizar la paz. Esta es la razón por la que Jesús les decía que al entrar a cualquier espacio de convivencia humana comenzaran primero en la realización de la paz entre las personas (Luc 10, 5; Mt 10, 12).

 


El amor a los enemigos, ciertamente, entre quienes veían la violencia como el único camino de salvación, resultaba una locura porque la sed de venganza era lo más natural en esa lógica de convivencia. Era más posible que las personas buscaran hacerse daño y matarse entre ellas porque el resentimiento era muy grande. Por eso, ante esta realidad humana que prefiere la violencia y la muerte a la vida y la paz, Jesús llora porque Jerusalén que, debería ser un lugar de paz (porque eso significa “Jerusalén”) se volvió un lugar donde las personas no encuentran la vida sino la muerte (Mt 23, 37; Luc 19, 42; Luc 13, 34). Las personas que vivían en esa sociedad no entendían el camino de la paz porque el único camino que conocían era el de la violencia.

 


El Reino de Dios, proyecto de Jesús, planteaba el reinado de Dios visto como Papá y al ser humano como su hijo. Esta visión de Dios debilitaba la violencia en la persona porque mirando al otro como “hermano”, se caen todas las razones para lastimarlo, para violentarlo, para matarlo… Por eso, para quien anhelaba la paz, el Reino de Dios era “evangelio”, es decir, Buena Noticia. Planteaba un cambio de mentalidad: pasar de un pensamiento de guerra a un pensamiento de paz.



¿La violencia sigue ganando terreno en las personas y en los lugares? Sí. Pero también es cierto que están naciendo muchas iniciativas "salvadoras" en esta sociedad violenta. Muchas personas comienzan a abrir caminos de paz ahí donde viven y conviven, iniciativas pequeñas, cierto, pero ya nacieron, están vivas y van creciendo. Este es el "evangelio" en esos lugares, es decir, la Buena Noticia que te hace ver que la paz ya no solamente es un anhelo, un deseo o una esperanza porque ya es una realidad, aunque pequeña, pero ya nació y está viva. Esto es lo que debemos meditar en la Navidad, sobre todo quienes creemos en la paz como camino de salvación.



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