top of page
Foto del escritorJoel Cruz Reyes

Dignidad humana 1

Tema 1

¿Qué es el humanismo cristiano?



FRASE PARA ESCRIBIR EN UN LUGAR VISIBLE A TODOS:


“¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?” (Salmo 8, 5)

OBJETIVOS:

  • Recordar que el cristiano mira y comprende al ser humano desde Dios.

  • Tomar conciencia de la importancia de mirarse a sí mismo desde la mirada de Dios.


PUNTO DE PARTIDA:

Si intentaras explicar a los demás ¿Quién eres? ¿Qué dirías? Podrías describir con palabras ¿Cómo te miras a ti mismo o a ti misma? ¿Así como te ves a ti mismo o a ti misma te sientes bien? ¿Por qué? La mirada de los demás ¿Te condiciona? ¿Influye en tu existencia? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuál mirada pesa más en ti: la tuya o la de los demás? ¿Has pensado cómo te mira Dios? ¿Cómo crees que te mira?



UNA EXPERIENCIA:


En 1996 llegué a Ecuador. Era la segunda misión que se me encomendaba. Consistía en acompañar a los afrodescendientes, comúnmente llamados “negros” en esa sociedad racista y discriminatoria. En los primeros meses de convivencia con ellos, percibí que tenían una mirada de desprecio hacia sí mismos. Era comprensible: en esa sociedad la mayoría pensaba y creía que el negro era feo, vago, delincuente, ignorante, que era “naturalmente tendiente a la delincuencia”, de hecho, había frases como éstas: “negro corriendo, ladrón; blanco corriendo, deportista”.



En una ocasión, llegó Carlos, un joven afrodescendiente que había terminado apenas el servicio militar. Tenía apenas 19 años. Le pregunté: ¿Ahora qué sigue? ¿Qué vas a estudiar? Él, con una naturalidad aterradora me dijo: ¡No Hermano! ¡Yo ya nací “negro”!


Sentí como si alguien me arrojara un balde de agua fría. No lo podía creer: estaba frente a mí un ser humano que había aprendido a mirarse a sí mismo desde su color, desde su raza, desde lo “negro” que, en esa sociedad, era sinónimo de imperfección, de negatividad, de maldad, de tragedia…

Y como él se veía desde el color de su piel, asumía con naturalidad, ser el último eslabón de la sociedad. Ciertamente, como religioso, yo sabía que esa no era la Voluntad de Dios y que con toda certeza, esa situación lastimaba su Corazón.


PARA COMPARTIR:


Con este tema iniciamos el Taller sobre Humanismo Cristiano. Estas dos palabras ya nos hacen pensar en el ser humano y en Cristo como los protagonistas de nuestras conversaciones y reflexiones en los diferentes temas que iremos abordando a lo largo del año.



Comenzaremos diciendo que, cualquier persona que se confiese cristiana o se identifique como seguidora de Jesucristo, debe recordar y no olvidar que la mirada desde donde ve al ser humano, a todo ser humano, no es la mirada de la sociedad o de cualquier tendencia cultural o sociopolítica del momento sino la de Dios.


Cuando hablamos de Humanismo Cristiano, estamos diciendo en pocas palabras, que es la manera como toda persona seguidora de Jesús ve y comprende al ser humano.

Una comprensión que centra su atención en Dios y, desde Dios conoce al ser humano, comenzando por ella misma. Por eso, para comprenderse a sí misma y a sus semejantes, debe mirar a Cristo y comprenderlo, porque Él nos muestra cómo es el ser humano pensado, creado y querido por Dios ahí donde vive y convive.



Un “humanista cristiano”, es decir, un ser humano cristiano, mira su humanidad y la de los demás desde la “lente” divina que es Jesucristo, cualquier otra “lente” ideológica, distorsiona la imagen de Dios y, por eso, con frecuencia, ese ser humano, que no se mira así mismo desde Jesucristo, no se asemeja a su Creador en su existencia cotidiana y empobrece su humanidad porque sigue patrones históricos, socioculturales o ideológicos que no están en sintonía con el origen divino de su ser ni con la voluntad de Dios.


Reconstruir la dignidad humana, original y divina, es la misión de todo seguidor de Cristo, sobre todo, si queremos que las personas sean más semejantes a Dios y no a las cosas o a los animales que, unos (los objetos) solo se dejan usar y desechar, mientras los otros (los animales) solo saben defenderse o atacar. Si queremos una sociedad más justa, fraterna y más digna para todos, entonces la misión es humanizar desde la mirada de Dios.


La misión de “humanizar desde Cristo” comienza en nuestra persona, porque si miramos con detenimiento, muchos aspectos de nuestro ser los vivimos desde otras miradas que no son las de Dios. A veces es la mirada que nos dio nuestra historia personal, otras veces es la mirada de la tradición familiar, comunitaria, regional,… otras veces es la mirada de quienes consideramos autoridades o líderes sociales, políticos o religiosos, otras veces es la mirada de nuestras experiencias de éxito o fracaso… y desde esas miradas existimos.



Si queremos decirlo de otro modo, hemos aprendido a vivir nuestra humanidad de una manera distorsionada, hemos olvidado o quizá desconocemos la verdad de nuestro ser, como dice San Pablo: “ahora vemos nuestro ser como en un espejo que distorsiona la verdad” (1 Cor 13, 12), y eso hace que, en vez de hacer el bien, hagamos el mal que no queremos, que nos acostumbremos a vivir en una mentira social, cultural o incluso “religiosa”, porque nos mostraron o nos muestran la imagen distorsionada de Dios y, como consecuencia, nuestra humanidad también se distorsiona y distorsionamos la humanidad de los demás, convirtiendo a la sociedad en un campo de batalla.



Si queremos ser verdaderamente “humanos” como Dios nos creó, necesitamos “desaprender” muchos aspectos que ensuciaron o empolvaron nuestro ser original. Tenemos que volver al lugar original donde Dios nos hizo con sus propios dedos: de barro, sí, pero hechos de manera distinta a las cosas y los animales (Gn 1, 27; Gn 2, 7). Del polvo de la tierra, sí, pero con el Espíritu de Dios quien hace que nuestra humanidad sea Teocéntrica y no Antropocéntrica, es decir, el centro de nuestra humanidad es Dios, no el ser humano limitado y sin espíritu.



El camino que vamos a hacer, en pocas palabras, es el que nos llevará a comprender la profundidad y la vivencia del Misterio de la Encarnación, ese acontecimiento que celebramos en la Navidad, para conocer a fondo la verdad sobre Dios y esto nos llevará a nuestra verdad como seres humanos. Nos hará verdaderos humanistas cristianos.



ENCUENTRO CON LA PALABRA DE DIOS


Nos ponemos de pie. Leer el siguiente texto bíblico:


“Entonces Pilato tomó a Jesús y ordenó que fuera azotado. Los soldados hicieron una corona con espinas y se la pusieron en la cabeza, le echaron sobre los hombros una capa de color rojo púrpura y, acercándose a él, le decían: « ¡Viva el rey de los judíos!» Y le golpeaban en la cara. Pilato volvió a salir y les dijo: «Miren, se lo traigo de nuevo fuera; sepan que no encuentro ningún delito en él.» Entonces salió Jesús fuera llevando la corona de espinos y el manto rojo. Pilato les dijo: «Aquí está el hombre.» Al verlo, los jefes de los sacerdotes y los guardias del Templo comenzaron a gritar: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!» Pilato contestó: «Tómenlo ustedes y crucifíquenlo, pues yo no encuentro motivo para condenarlo.» Los judíos contestaron: «Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir, pues se ha proclamado Hijo de Dios.» Cuando Pilato escuchó esto, tuvo más miedo.” (Jn 19, 1-8)



SILENCIO Y REFLEXIÓN

Reflexionemos en silencio para que la Palabra de Dios transforme nuestra vida.


CONFRONTAR NUESTRA REALIDAD PERSONAL CON LA PALABRA DE DIOS


Para compartir:

  • ¿Qué te hace pensar el texto que escuchamos a partir de lo que hemos compartido?

  • ¿Qué piensas al escuchar cómo Jesús es tratado por el poder político, militar y religioso? ¿Crees que eso esté sucediendo con el ser humano actualmente? ¿Por qué? ¿Cómo?

  • ¿Qué piensas al escuchar cómo Pilato presenta a Jesús como un ser humano humillado, golpeado, ultrajado, ensangrentado…? ¿Crees que al ser humano de hoy, le esté sucediendo lo mismo?

  • ¿Por qué crees que tienen miedo de que Jesús se presente como Hijo de Dios en su sociedad? ¿Sucedería lo mismo si, tú como ser humano te sientes hijo o hija de Dios? ¿Por qué?


ORACIÓN COMUNITARIA

De manera espontánea expresar en voz alta la oración que Dios haga surgir de su corazón.


COMPROMISO

A partir de ahora, comienza a poner más atención a las noticias de política, economía, religión… observa con detenimiento el trato que se da a las personas en los diferentes lugares donde vives y convives, observa también el trato que se da a la persona en tu familia, en tu grupo, en tu organización, en tu trabajo… y luego, hazte la siguiente pregunta: ¿Cómo ven al ser humano en cada uno de esos espacios o ámbitos? ¿Qué consecuencias tiene? Luego cuéntaselo a Dios.



ORACIÓN Y DESPEDIDA:


Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!


Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde.


Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?


Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies:


rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.


Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

(Salmo 8)


Nota: Si puedes buscar el canto, escúchalo en silencio y medítalo.



144 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page