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Foto del escritorJoel Cruz Reyes

¿Cómo mirar al conflicto?

Tú decides desde dónde lo miras...


Seguramente te ha pasado que, de repente, sientes que algo no está bien. Comienzas a notar que eso que creías que ya estaba bajo control, resuelto o "solucionado", como que te invita a detenerte un poco, a "hacerle preguntas", porque te da la sensación de que requiere más atención, volver a mirarlo, volver a tratarlo.


Tu camino habitual como que se detiene, se interrumpe... Luego comienzas a percibir que las relaciones contigo mismo, con los demás, con el ambiente y hasta con Dios, se vuelven complicadas, sientes que ya no son igual que antes y que ya no aceptas las cosas con facilidad, con tranquilidad, así como se te presentan... como que quieres que las cosas sean diferentes...



Comenzamos a gastar mucho tiempo en preguntas y respuestas imaginarias, en interpretaciones y reinterpretaciones de hechos, gestos, actitudes, palabras, silencios, acciones... de nosotros mismos, de alguien o algunos en particular... queremos encontrar significados, pero notamos que la comunicación con nosotros mismos y con los demás ya no fluye con naturalidad, se vuelve más difícil; como que sentimos que nos esforzamos más de lo habitual... como que nos cuesta más escuchar al otro, a nosotros mismos, al entorno...


El desacuerdo con los demás se vuelve más frecuente porque comenzamos a poner más atención en sus intenciones y pretensiones... desatamos la imaginación... y, hasta podría suceder que, físicamente nos comenzamos a sentir mal por la ansiedad y el estrés que esta situación de incertidumbre nos provoca. Comienza a "dolernos" esta situación personal que, al parecer, los demás no comprenden y no están dispuestos a comprender.



Nos comienza a habitar una sensación de querer escapar rápidamente de esa situación incómoda, pero como que estamos encadenados o atrapados en algo que no nos deja salir, caminar, avanzar... Y comienza a asomarse la frustración, sobre todo cuando no vemos una salida, cuando sentimos que esta situación no parece tener un fin cercano.


Caos, confusión, oscuridad parecen envolvernos. ¿Qué hacer? podemos tener dos opciones: mirar nuestra situación como una "tragedia", o bien, mirarlo como "un génesis", es decir, como una situación que nos "crea de nuevo". Si elegimos esta última, entonces tenemos que mirarnos y ver nuestra situación desde los ojos de Dios que, en el principio de una situación caótica, confusa y oscura (Gn 1, 1-2), trasciende el lugar de la tragedia y llega a la profundidad de la mirada que ve al "Espíritu aletear" por encima de la adversidad.



Mirar la adversidad no desde el caos, confusión y oscuridad, sino desde la presencia creadora de Dios en medio de esa situación problemática en la que nos encontramos, es la condición principal de esta mirada nueva que ve la situación desde la lente de la fe. Ciertamente, nuestra naturaleza humana busca no sufrir, por eso buscamos evitar y escapar de la adversidad, pero también es verdad que el conflicto no se puede evitar, porque, aunque no queramos, forma parte de nuestra vida y del dinamismo del crecimiento humano y espiritual de nuestro ser. La realidad se encarga de convencernos de esto.


Está en mí entonces, darle la forma de "tragedia" y entonces elijo el camino hacia la destrucción de mí mismo y de quienes me rodean; o bien, darle forma de "génesis" y, así, tomo la ruta de la reconstrucción personal desde la adversidad. Tomar este camino implica aceptar el conflicto como "natural" y "normal" en nuestra existencia, además de reconocer que su visita no solo no se puede evitar, sino que nos envuelve, nos hace, nos genera y regenera. Nos hace "nuevas personas", "mejores seres humanos"...



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3 Comments


Genial! De pura casualidad, no hay un artículo de cómo encontrar equilibrio??

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Oh bien, de acuerdo, me gustaría unirme. Gracias por la invitación, espero a su respuesta. Buen día.

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