4. Ser personas que "razonan"
- Joel Cruz Reyes
- hace 3 minutos
- 7 Min. de lectura
Pensar antes de actuar siempre es mejor

FRASE PARA ESCRIBIR EN UN LUGAR VISIBLE A TODOS:
“¿Si un rey va a la guerra contra otro rey ¿no se sentará primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a su enemigo, que avanza contra él con veinte mil?” (Lc 14, 31)

EN ESTA REUNIÓN EL OBJETIVO ES QUE LOS PARTICIPANTES LOGREN:
Aceptar que muchos males que hacemos y nos hacen son consecuencia de nuestras acciones no razonadas.
Reconocer la importancia de conectar nuestras acciones con la razón y no dejarlas en el plano de los sentimientos y emociones.
REVISAR JUNTOS EL COMPROMISO DEL TEMA ANTERIOR:
Comparte qué descubriste, cómo te sientes y qué piensas después de haber revisado tus motivaciones o razones que mueven tu convivencia y tus acciones. Qué descubriste al hacer tu lista de personas y de actividades que amas y que no amas. ¿Podrías decir que te mueve el amor? ¿O estás viviendo desde la rutina, la costumbre, el hábito o desde tus heridas y dolores? ¿Qué tienes qué hacer ahora que descubriste el motor de tu existencia cotidiana?
INICIEMOS CON UNA EXPERIENCIA:

Paco está triste porque su amiga Cristina ya no le habla, lo evita y ya desde hace varias semanas no le escribe ningún mensaje por WhatsApp, cosa que hacía diariamente y en varios momentos del día. Casi todos los fines de semana ella le llamaba para salir a tomar un café y platicar o para ir a pasear juntos por la ciudad. Cuando tenían alguna dificultad o problema personal se buscaban para ayudarse. Pero, ahora, ya son muchos días que Cristina simplemente se alejó y, aunque él le escribe, ella no responde. ¿Qué pasó? ¿Por qué ya no quiere verlo? Él dice que no sabe cuál es la razón.
Julio, hermano de Cristina, dice que todo comenzó porque ella (Cristina) publicó una foto en su Facebook donde estaba con su sobrino más pequeño y Paco escribió en los comentarios preguntando si ese niño era su “nieto”. Cristina se ofendió porque entendió que le estaba diciendo que ya estaba muy “vieja”. Julio sabe que Paco es muy bromista y que, seguramente, lo hizo bromeando sin ninguna intención de ofender porque él es así. Pero el problema es que no se detuvo a pensar que una broma sobre la edad en una mujer, con frecuencia, se toma como ofensa, y más con Cristina que es la mayor en la familia y no le gusta decir su edad.

Si no hubiera escrito nada en el Facebook y el comentario lo hubiera hecho personalmente en su tono bromista con Cristina, no pasaría nada porque ella lo tomaría como un chiste. Ahora, el problema se hará más grande porque dentro de unos días será el cumpleaños de Paco y, Cristina, ya dijo que no irá a su fiesta porque ya no lo considera su amigo. Esto le dolerá mucho a Paco porque Cristina era la primera que llegaba para organizar su cumpleaños. Pero esto pasa, dice Julio, por hacer o decir las cosas sin pensar y por darle mucho peso a las acciones no razonadas.
REFLEXIÓN PARA COMPARTIR:

En el tema anterior vimos la importancia del amor en nuestra vida. Dijimos que es fundamental ser personas que aman, pero, sobre todo, personas que se sienten amadas. Porque si no nos sentimos amados o amadas, el dolor y el resentimiento pueden convertirse en los motores de nuestra existencia cotidiana. Y esto termina por debilitar nuestro espíritu y nuestro corazón haciéndonos caer en el sinsentido de lo que vivimos y hacemos.
Cuando el amor se vuelve el motor de nuestra existencia, dijimos, las heridas, la indiferencia, el rechazo o el maltrato no tienen mucha fuerza en nuestra persona, no detienen nuestro camino, no nos derriban, no nos destruyen, no nos hacen fuente de mal, al contrario, continuamos caminando en el bien y haciendo el bien, así como Jesús que pasó su vida haciendo el bien, aún en medio de tanda adversidad, rechazo, maltrato y odio. Pero ¿A dónde nos llevaría el amor sin la razón?

Si duda has escuchado experiencias de personas que, por amor, dicen ellas, han cometido “errores” o se arrepienten de haber amado de esa manera que las cegó para no ver ni prever las consecuencias de acciones no razonadas motivadas por el amor. Estas experiencias nos hacen reconocer que no basta amar y luego actuar saltándose la “razón” porque los efectos o consecuencias pueden llevarnos al “error” y a hacer el mal y no el bien a uno mismo y a los demás.
¿A cuántos no hemos escuchado decir que les hicieron mal a las personas que aman? Actuaron por amor, cierto, pero lo hicieron sin pensar, sin meditar, sin analizar, sin reflexionar antes de actuar y, eso hizo que la oscuridad de los sentimientos y las emociones no dejaran ver el mal que podían hacer buscando hacer el bien. San Pablo, en la Carta a los Romanos (Cap. 7) nos dice su experiencia de querer hacer el bien, pero termina haciendo el mal que no quiere, con esto nos dice que, como seres humanos, con frecuencia hacemos el mal que no queremos queriendo hacer el bien. Es decir, podemos tener buenas intenciones, pero luego esas intenciones no coinciden con los resultados que obtenemos de nuestras acciones.

No es una novedad decir que, en la mayoría de los casos, en nuestro día a día, la mayor parte de nuestras acciones y palabras las hacemos y las decimos sin pensar. Luego nos asombramos o nos arrepentimos según los resultados o consecuencias que vemos o sentimos. Es decir, muchas personas están habituadas a actuar primero, a hacer las cosas sin pensar antes. Como que su vida y sus acciones están más conectadas a hábitos, a costumbres o a sentimientos y emociones, pero muy poco conectadas o totalmente desconectadas de la razón.
Razonar (pensar, meditar, reflexionar, analizar, contemplar, ponderar…) es algo tan valioso y único que tiene el ser humano, aún más, es la característica fundamental que distingue al ser humano del animal y de las cosas. Sin la razón, las personas se ponen al nivel de los animales domésticos, las mascotas, los animales salvajes o de los objetos que son valorados por su utilidad, pero no por su ser y, por eso mismo, son usados y luego desechados. En otras palabras, si no usamos la razón, si no razonamos, si no pensamos antes de actuar o de abrir la boca, no podemos decir que somos verdaderamente humanos, porque, como los animales, el instinto y los sentimientos serán, seguramente, el motor de nuestra existencia la mayor parte del tiempo de nuestra vida y nuestra convivencia.

La razón como valor, como algo valioso que hace a la persona una existencia humana, debe estar muy presente en nuestra conciencia si no queremos perder la semejanza con Dios. Porque, como recordarás, nuestra fe nos dice que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, es decir, la Voluntad de Dios, su deseo más grande, es que seamos más semejantes a Él y no a los animales o bestias salvajes o a cualquier elemento de la naturaleza. Si decidimos o nos acostumbramos a no razonar, a no pensar, a no reflexionar, a no analizar lo que vivimos, lo que sucede a nuestro alrededor… es lo que, sin duda alguna, entristecerá profundamente el Corazón de nuestro Padre Dios que quiere ver en nosotros el reflejo de su Ser.

¿Soy una persona humana? ¿Soy semejante a mi Creador? Si reviso mis acciones y mis palabras al final de cada día y me doy cuenta que la mayor parte de ellas las pienso antes de hacerlas o decirlas, entonces puedo decir que soy un ser humano. Si no, entonces debo emprender el camino hacia la humanización de mi existencia cotidiana. Porque Dios quiere que sea una persona humana no un animal o un objeto que se usa y luego se tira a la basura.

ENCUENTRO CON LA PALABRA DE DIOS
Nos ponemos de pie. Leer el siguiente texto bíblico:
“Decía también a las multitudes: "Cuando ven una nube que se levanta en el oeste, al instante ustedes dicen: 'Viene un aguacero,' y así sucede. “Y cuando sopla el viento del sur, dicen: 'Va a hacer calor,' y así pasa." ¡Hipócritas! Saben examinar el aspecto de la tierra y del cielo; entonces, ¿por qué no examinan este tiempo presente? "¿Y por qué no juzgan por sí mismos lo que es justo?” (Lc 12, 54-57)
SILENCIO Y REFLEXIÓN
Reflexionemos en silencio...

PARA COMPARTIR:
¿Qué te hace pensar el texto que escuchamos a partir de lo que hemos compartido?
¿Tienes el hábito de pensar antes de actuar o de hablar o eres de las personas que luego se arrepienten de lo que hacen o de lo que dicen?
¿Dedicas tiempo para pensar, analizar, reflexionar, discernir sobre tu vida?
¿Acostumbras analizar la realidad que vives a nivel personal, familiar, laboral, social, económica, política, religiosa…? ¿O simplemente vives las consecuencias o efectos sin cuestionar, sin comprender?
¿De las acciones que realizas cotidianamente y de las palabras que dices, la mayor parte son pensadas y reflexionadas?
¿En tu vida cotidiana predomina la razón o la irracionalidad (espontaneidad, improvisación, sentimientos, emociones…)?
ORACIÓN COMUNITARIA
De manera espontánea expresar en voz alta la oración que Dios haga surgir de tu corazón.

COMPROMISO
PARA TU PROYECTO VIDA. Ahora revisa qué tanto usas la razón y qué tanto no la usas en tu vida diaria. Hazte el propósito de revisar tus acciones al finalizar cada día. Antes de ir a dormir dedica un tiempo suficiente para revisar tus acciones, actitudes y palabras. Toma una hoja y divídela en dos columnas. En una escribe, en forma de lista, las acciones, actitudes y palabras que pensaste y reflexionaste antes de hacerlas o decirlas; en la otra columna anota las que hiciste sin pensar, sin reflexionar antes de actuar. Este ejercicio hazlo hasta que se vuelva un hábito o costumbre al final de cada día. Poco a poco te irás acostumbrando a revisar, analizar, discernir, reflexionar, evaluar… muy útil para tu proyecto de vida.

ORACIÓN FINAL:
Tú me sondeas y me conoces
Cuando me siento, me levanto
De lejos penetras mis pensamientos
Distingues mi camino y mi descanso
Todas mis sendas te son familiares
Conoces mis palabras
Me estrechas, me cubres con tu palma
Tanto saber me sobrepasa
A dónde iré
Lejos de tu aliento
A dónde escaparé de tu mirada
Ahí estás Tú
Allí te encuentro
Si vuelo hasta el margen
De la aurora
Si miro hasta el confín del mar
Allí me alcanzará
Tu mano izquierda o tu derecha me agarrará
Mas si digo que al menos la tiniebla
Me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí
La noche es clara como el día
La tiniebla no es oscura para ti
(Salmo 138)

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