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Cuidar y mejorar nuestra comunicación para pelear menos

Foto del escritor: Joel Cruz ReyesJoel Cruz Reyes

Revisar nuestro lenguaje, los tonos y maneras en las que nos comunicamos


En la transformación positiva del conflicto o de los conflictos, es muy importante cuidar la COMUNICACIÓN porque, aunque no queramos, el encuentro con el otro es inevitable por nuestra condición de sociabilidad. Nuestra naturaleza relacional nos lleva a la CONVIVENCIA con los demás. Y CONVIVIR CON OTROS implica COMUNICAR, COMUNICARSE.


En este sentido, es fundamental comprender que la COMUNICACIÓN es básicamente un intercambio de pensamientos, emociones, creaciones que elaboramos en nuestra interioridad, experiencias vividas... y todo este intercambio es lo que nos permite crecer, mejorar como personas y mejorar también nuestro entorno. Sin la comunicación todo lo que tenemos y somos no sería posible. Es decir, tenemos que aceptar que COMUNICARNOS no solamente es NECESARIO sino es UN BIEN para todos. Por eso debemos esforzarnos por cuidar y mejorar las formas, los tonos, las maneras, los lenguajes que utilizamos para intercambiar todo aquello que se produce en nuestro interior.



No necesitamos mucha imaginación para reconocer que LA COMUNICACIÓN es el fundamento de toda nuestra vida social, la base de nuestro desarrollo y crecimiento personal y el mejoramiento de la sociedad en la que nos encontramos. Pero, si queremos que la COMUNICACIÓN sea fuente de convivencia pacífica y fraterna, tenemos que aceptar que, en concreto, es un INTERCAMBIO DE SIGNIFICADOS Y SENTIDOS que no necesariamente pueden coincidir, precisamente, porque somos diferentes. Y en este sentido, lo que intercambiamos son nuestras DIFERENCIAS y, éstas, se pueden convertir en oportunidades para crecer o causas de nuestras violencias dependiendo de nuestras interpretaciones.



En este proceso de convivencia que no es otra cosa que COMUNICACIÓN, debemos tener muy presente, para no pelear, que los significados que los demás dan a lo que comunicamos, depende mucho de sus experiencias vividas ya que, con frecuencia, desde ellas interpretan lo que expresamos. Por eso, es normal que los demás entiendan otra cosa diferente a lo que queremos comunicar, sobre todo cuando nuestro lenguaje es limitado para expresar lo que pensamos, sentimos o elaboramos en nuestro interior y quien recibe lo que expresamos solamente utiliza su experiencia personal para leer lo que sale de nosotros a través de nuestras palabras, acciones, actitudes o silencios.

No hay que olvidar también que, en la convivencia, nos influimos mutuamente desde lo que comunicamos. Es decir, esa subjetividad que expresamos en el compartir o en el intercambio, la vamos interiorizando y, lo que se genera en el interior del otro, una vez que nos la expresa y la recibimos, nos comienza a modificar como personas desde nuestro interior también.


Cierto, la COMUNICACIÓN es intercambio de información, de ideas, pero también es cooperación, intercambio de ayuda... y oportunidad de evaluarnos desde la mirada y la experiencia de los demás. Es decir, es mucho más que palabras y discursos, por eso es importante aprovechar todo aquello que nos permita desarrollar habilidades comunicativas, precisamente para comunicar mejor, para comprender mejor, para ser más objetivos y menos subjetivos en la interpretación, en la utilización de los significados y sentidos que, con frecuencia, solo toman en cuenta nuestras experiencias personales y no considera la experiencia y comprensión de los demás abriendo la puerta a la ofensa, la agresividad, la violencia...



Es de vital importancia aceptar que la convivencia con los demás no solo se requiere EXPRESAR lo que nuestra interioridad nos sugiere sino también saber ESCUCHAR, es decir, ser personas de DIÁLOGO, personas ABIERTAS A LAS DIFERENCIAS, al APRENDIZAJE y al CAMBIO. Estas son las condiciones básicas para que la BUENAS RELACIONES sean posibles en todos los ámbitos de nuestra convivencia.


Cuando aprendemos a ESCUCHAR al otro, cuando somos capaces de guardar silencio ante lo que expresan los demás, mostramos la importancia y el reconocimiento de lo valioso que es el otro para nuestra vida, para nuestro crecimiento, para nuestro mejoramiento como personas. Y esto, sin duda, crea las condiciones para una convivencia pacífica y fraterna dondequiera que estemos.



Si tomamos conciencia de lo importante que es la COMUNICACIÓN para todos, entonces dedicaremos tiempo para planificarla, es decir, revisar el contenido, el lenguaje, los medios para transmitir lo que queremos expresar. Cuidaremos cada vez más que la improvisación y la espontaneidad no sean las que diseñen nuestra comunicación. Comenzaremos a reflexionar antes de expresar lo que llevamos en nuestro interior para no dar oportunidad a la violencia de entrar en nuestra convivencia.


Si queremos que nuestra convivencia sea cada vez más fraterna, menos agresiva y violenta, entonces debemos comenzar por dejar el hábito de juzgar, de aprobar o desaprobar, de "evaluar" a los demás y comenzar a ESCUCHAR más para que las DIFERENCIAS las podamos ver como riquezas y no como experiencias y saberes deficientes que deben aprender de nosotros.



Sin duda que todos hemos experimentado cómo nuestros sentimientos e interpretaciones personales limitan y hacen deficiente nuestra comunicación con los demás, en la familia, en el trabajo, con los vecinos, en el grupo o institución en la que participamos... nos hemos dado cuenta, tal vez, que somos torpes en nuestra manera de comunicarnos, que nos ganan las vísceras y desconectamos la razón a la hora de expresarnos y, esto hace que nuestra convivencia sea conflictiva y, luego, estos conflictos se vuelvan fuente de agresión y violencias.


Con frecuencia nuestro egocentrismo nos aconseja HABLAR SOLO DE NOSOTROS MISMOS, y esto es lo que no nos permite comprender al otro porque ni siquiera lo deja expresarse. El escaso interés que mostramos por el otro, cuando creemos que el centro de la atención debemos ser nosotros, empobrece nuestra convivencia y nos puede arrinconar a la soledad y al silencio de los demás que consideran inútil comunicarse con un sordo incapaz de escuchar. Por eso, es muy importante, si queremos un mundo mejor, comenzar a revisar cómo nos estamos comunicando, cómo está nuestro lenguaje para expresar lo que comunicamos... seguramente necesitamos mejorarlo.



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