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Encuentro Regional de Pastoral Afromexicana

Pinotepa Nacional, Oaxaca

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El objetivo general del PROCESO PASTORAL AFROMEXICANO en su primera etapa es VISIBILIZAR y FORTALECER las bases de la PARTICIPACIÓN ECLESIAL Y SOCIAL, con rostro propio, de los PUEBLOS AFROMEXICANOS.

 

La meta de este proceso es lograr que la presencia afromexicana en la Iglesia y en la sociedad mexicanas sea visible como una FUERZA ECLESIAL Y SOCIAL ORGANIZADA que comparte sus propias riquezas con los demás pueblos de México y busca, junto con ellos, la transformación social y eclesial.
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El primer paso en este proceso es la integración y fortalecimiento de EQUIPOS DE AGENTES DE PASTORAL AFROMEXICANA a través de la formación, capacitación y acompañamiento desde sus realidades locales y desde la identidad específica afrodescendiente para que puedan acompañar pastoralmente, desde su cultura y espiritualidad propias, a los pueblos afromexicanos de la región y sean un apoyo evangelizador en sus parroquias y diócesis.


La formación y capacitación, en este sentido, se enfoca en:

  1. LA VISIBILIZACIÓN ECLESIAL Y SOCIAL.

  2. EL FORTALECIMIENTO DE LA IDENTIDAD AFRODESCENDIENTE.

  3. EL APORTE ESPECÍFICO DE LOS PUEBLOS AFROMEXICANOS A LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD.

  4. DIVERSIFICAR EL ACOMPAÑAMIENTO PASTORAL de los afromexicanos a través del apostolado religioso, cultural y social.

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El objetivo de este proceso formativo es desarrollar una conciencia personal y comunitaria que asuma su presencia como misión pastoral con rostro propio en la religión, en la cultura, en la política, en la educación y en todos los ámbitos de convivencia humana ahí donde vive y convive. 

Uno de los medios para impulsar este proceso de VISIBILIZACIÓN y FORTALECIMIENTO de la participación eclesial y social de los pueblos afromexicanos son los Encuentros Regionales de Acompañamiento Pastoral Afromexicana.

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El primero de este año se realizó en Pinotepa Nacional, Oaxaca, del 27 al 29 de mayo del presente 2025 en el que participaron más de 40 personas entre colaboradores y asistentes provenientes de diferentes comunidades afromexicanas de los estados de Oaxaca y Guerrero. El encuentro tuvo como tema: “ROSTRO Y CORAZÓN AFRODESCENDIENTE”.

 

La finalidad fue continuar con la reflexión iniciada en el encuentro realizado en la Ciudad de México (24-26 de marzo/2025) con motivo de la primera peregrinación de los Pueblos Afromexicanos a la Basílica de Ntra. Sra. de Guadalupe. En ese encuentro se reflexionó sobre la máscara deshumanizante (máscara de “diablos”) que la sociedad esclavista colocó sobre los rostros de nuestros antepasados y que aún pesa en nuestra existencia afrodescendiente en México.

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En este encuentro regional de la Costa Chica participaron, sobre todo, personas afromexicanas interesadas en el acompañamiento de los afrodescendientes en sus comunidades, la mayoría ya colaboran en la pastoral de sus parroquias donde hay población afro, algunas participan en procesos y organizaciones socioculturales y políticas, otras trabajan en el ámbito educativo y juvenil en pueblos y comunidades afromexicanas, y también personas interesadas en promover la cultura afromexicana en ámbito eclesial y social.


El hilo conductor del encuentro fue la propuesta del XVI Encuentro de Pastoral Afro de América Latina y el Caribe que se realizará en Argentina en noviembre de este año 2025. Por eso los temas, las conversaciones y los momentos de oración recogieron los CLAMORES y ESPERANZAS de los afromexicanos en nuestras comunidades.

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El clamor más escuchado y al mismo tiempo el anhelo más profundo o esperanza, tanto en ámbito de iglesia como sociocultural y político, es que NUESTRO ROSTRO NO SIGA OCULTO DETRÁS DE LA MÁSCARA SOCIOLÓGICA  que se fue sobreponiendo a nuestro ser a lo largo de la historia y se fortaleció por la discriminación, teológico-espiritual y racial, que nos insertó en una espiral de deshumanización cuyas consecuencias seguimos padeciendo en nuestros contextos locales.

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La reflexión nos llevó a reconocer que la misión de todo afromexicano, ahí donde vive y convive, es revelar el rostro humano-divino afrodescendiente que fue ocultado por la máscara deshumanizante que el esclavista colonizador y “evangelizador” colocó a nuestros ancestros.

Nuestras conversaciones retomaron la afirmación del Magisterio de la Iglesia en América Latina que afirma que los pueblos afrodescendientes son uno de los ROSTROS DE CRISTO[1] que todos debemos mirar, contemplar y reconocer en las iglesias y sociedades locales en nuestros países y, en nuestro caso, en México.

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Nuestro rostro afrodescendiente y mexicano está en un proceso de “desocultamiento” y comienza a descubrirse todavía con timidez y precaución ante la Iglesia y sociedad mexicanas, por toda la negatividad sembrada desde la máscara de maldición y deshumanización histórica cuyas sombras alcanzan nuestro presente.

El proceso de “REVELACIÓN DE NUESTRO ROSTRO ORIGINAL” tiene que ver con acciones concretas que permitan ir “quitando los velos” que ocultan y que no dejan ver nuestro rostro con las características propias, originales, auténticas…

La misión de REVELAR LA ORIGINILADAD Y AUTENTICIDAD del rostro mexicano afrodescendiente, nos obliga a CONECTARNOS CON NUESTRAS RAÍCES MÁS PROFUNDAS. Una de ellas son NUESTROS ANCESTROS cuya originalidad está conectada con ÁFRICA.
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Por eso, en este encuentro dedicamos tiempo a conectar nuestra mirada con la mirada de Dios hacia nuestros ANCESTROS BÍBLICOS. Porque esta mirada de Dios hacia nuestros ancestros que son retratados en las páginas de la Biblia nos ayuda a mirarnos como afrodescendientes, desde la mirada de Dios y no desde la mirada sociológica desenfocada de la originalidad divina pensada y plasmada por Dios en todo ser humano.

Nosotros somos seres humanos, despojados de nuestra humanidad, cierto, pero nuestro Creador nunca dejó de mirarnos con esa dignidad divina con la que nos formó con sus dedos (Gn 1, 26-27).

En esta misión de recuperación y reconstrucción de nuestra dignidad humana-divina, es fundamental volver a mirarnos desde esa mirada divina y no desde la mirada desde la que aprendimos a mirarnos a nosotros mismos y a nuestros semejantes, donde la raza y el territorio de origen, pesan a la hora de negar o reconocer nuestra dignidad como “esclavos” o como “hijos de Dios” (Rm 8, 15-16).


Nuestros ancestros históricos se rebelaron contra el sistema esclavista y colonizador precisamente porque no perdieron la conciencia de ser seres humanos creados libres y dignos por Dios.

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Nuestros antepasados nunca aceptaron ser reducidos a objetos o bestias de trabajo forzado, escapaban de las cadenas de la esclavitud, enfrentaban al esclavista y abrían espacios o procesos de libertad, de reconstrucción y regeneración de la humanidad destruida por el sistema de producción y enriquecimiento colonizador y esclavista.


En este encuentro, dedicamos tiempo para descubrirlos, conocimos sus sueños y luchas, sus estrategias, su espíritu libre y liberador… y al ir desempolvando la historia, al reconocerlos, contemplarlos y escucharlos, nos dimos cuenta de que somos la presencia de antepasados que pensábamos muertos y, esto es lo que el espejo nos dice cada vez que nos miramos a nosotros mismos.

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No es solamente una imagen con rasgos que conectan con África sino un “espíritu cimarrón” que no tolera la injusticia, la opresión y la deshumanización… ellos imprimieron características muy propias en nuestro rostro afrodescendiente en México.

Ciertamente ya somos visibles en algunos ámbitos de Iglesia y también en el ambiente sociopolítico y cultural. Pero aún no es suficiente para ser escuchados y atendidos como hijos e hijas de Dios, como ciudadanos a pleno título, la ceguera o daltonismo social y eclesial, aún nos invisibiliza y nos coloca en el lugar de la uniformidad, aún no logra ver el color de nuestro ser y de nuestro espíritu.

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Nos dimos cuenta de que en algunas comunidades, podemos impulsar nuestra identidad afromexicana desde los espacios y grupos donde ya participamos como animadores y animadoras porque la mayoría son afrodescendientes, pero necesitamos fortalecer nuestra conciencia e identidad afromexicana para poder hacerlo con más seguridad y libertad.


La misma religiosidad de nuestros pueblos que en su mayoría son afrodescendientes, puede ser un canal o medio poderoso de conciencia y fortalecimiento de la identidad afromexicana, pero para lograr esto, necesitamos seleccionar, visibilizar y resignificar las devociones de nuestros pueblos. Y para esto se necesita investigar, reinterpretar y mirar la presencia de Dios en esas manifestaciones de fe conectadas con la historia de nuestros ancestros traídos de África.

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Este encuentro nos ayudó a tomar conciencia de que Dios ha estado caminando con nuestras comunidades desde los tiempos históricos en los que se pensaba que solo escuchaba al patrón esclavista. Nos dimos cuenta de cómo estuvo en medio de nuestros pueblos alentando la lucha y la esperanza de libertad y dignidad, a través de figuras ministeriales de acompañamiento que mantenían viva la fe en el rostro africano que reveló a nuestros antepasados.

Rescatar y fortalecer esas figuras tradicionales de acompañamiento de nuestros pueblos afrodescendientes es fundamental para que nuestras comunidades no se sientan como ovejas sin pastor, sobre todo, cuando los ministros “oficiales” de la Iglesia, en la mayor parte del tiempo, están ausentes en nuestros pueblos.
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Otro canal del que conversamos fue el arte y la cultura tradicional de nuestros pueblos como lugar de la memoria y la tradición afrodescendiente. Aspecto que, con frecuencia, se vive desconectados de las raíces africanas y, por lo mismo, no siempre son fuente de identidad afrodescendiente.


Nos dimos cuenta de la importancia de retomar esta vía de identidad para reconstruir la autoestima personal y comunitaria y convertirla en una vertiente poderosa de identidad afromexicana. De ahí la importancia de hacernos presentes en todos los foros culturales posibles, pero para eso, es fundamental crear espacios donde podamos recuperar, recrear y contextualizar el arte, las tradiciones y la cultura que nos vinculan a esa raíz afrodescendiente.

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Hay en nuestras comunidades personas afrodescendientes que trabajan en el ámbito de la educación y, esto puede ser una oportunidad para abrir, con ellas, caminos de fortalecimiento de la identidad afromexicana desde esos espacios educativos donde podemos visibilizar y alimentar las raíces afrodescendientes de nuestras comunidades desde los niños, adolescentes y jóvenes impulsando procesos etnoeducativos en las instituciones educativas gubernamentales y también religiosas donde la catequesis tiene como finalidad educar en la fe y, en las parroquias, muchos de nosotros somos catequistas.

 

Recuperar la memoria histórica es fundamental en este proceso de reconstrucción de nuestro rostro afromexicano donde, además de procesos etnoeducativos y la revitalización de las tradiciones y expresiones culturales afrodescendientes, es necesario también recuperar y visibilizar los “lugares de memoria” y los personajes significativos en los procesos de liberación.

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Es necesario hacer visibles aquellos lugares y personas que nos conectan con nuestros ancestros y con las etapas de nuestra historia como descendientes de los africanos que fueron traídos a estas tierras como esclavos.

Tomamos conciencia también de la importancia de la formación y capacitación en un liderazgo con rostro afrodescendiente en nuestras comunidades. Esto implica identificar y reconocer los valores y las formas propias de conseguir el bien común en nuestros pueblos afromexicanos de tal manera que esto pueda ser el aporte afrodescendiente a la política en nuestra región y nuestro país.

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Para continuar la misión de “fortalecer y revelar nuestro rostro afrodescendiente” en nuestras comunidades y nuestras parroquias, llegamos a los siguientes acuerdos:

  1. Integración del Equipo Regional de Pastoral Afromexicana de la Costa Chica.

  2. Integración del Equipo Regional de Pastoral Juvenil Afromexicana de la Costa Chica.

  3. Integración del Equipo de Reflexión Teológico-Pastoral Afromexicano.

  4. Realizar los Encuentros Regionales de Acompañamiento Pastoral Afromexicana de la Costa Chica cada tres meses.

  5. Los Encuentros de Acompañamiento Pastoral Afromexicana en la región de la Costa Chica se realizarán en lugares que faciliten la mayor participación posible de quienes trabajan o están interesados en el camino pastoral afromexicano.

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[1] Capítulo II del Documento de Puebla, donde se habla de la visión sociocultural de la realidad de América Latina y en ese apartado hablan de los afrodescendientes como un “rostro” de la Iglesia en América (n. 34) que debe ser acompañado para que pueda pasar de “situaciones menos humanas a situaciones más humanas” (n. 16).

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